Muchas veces nuestras ansiedades y angustias surgen del inconsciente familiar: de los deseos, exigencias y expectativas que nuestros padres nos inculcaron desde la infancia… pero que ellos no concretaron en sus vidas. De manera que, desde niños, teníamos la responsabilidad y el deber de ser los realizadores de sus sueños incumplidos. La obligación “moral” de hacer bien o completar sus pendientes.
¿Cuántas de nuestras frustraciones cuando escogimos carrera, en nuestras culpas religiosas o en nuestras elecciones amorosas han surgido de las demandas paternas por cumplir lo que ellos no lograron o transgredieron?
Desde el punto de vista transgeneracional, es necesario ahondar en las tramas de vidas de nuestros abuelos -en cómo ellos concibieron el éxito en el trabajo, el amor o la salud- que cargamos -de generación en generación- como obligaciones vitales, como si hubieran atado sus destinos al nuestro. Amarrado sus sueños al nuestro.
Desde el punto de vista mítico, vamos a trabajar con el mito de Dédalo y las alas que creó para su hijo Ícaro, como metáforas de atrapamiento, imprudencia y decepción… y la búsqueda irrefrenable de libertad y de singularidad.
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