En la cultura popular, las palabras madre y sacrificio son sinónimos. “La que lo da todo sin pedir nada a cambio”, “la que soporta y aguanta por su familia”, “la que te ama incondicionalmente hagas lo que hagas”, “la que siempre te perdona”: está en las películas, en las telenovelas, en las canciones que exacerban los límites del mito del sacrificio.
Es tal el extremo de este paradigma que el adjetivo que se emplea para condenar a las mujeres rebasadas por este rol es madre “desnaturalizada”. No existe palabra equivalente para el padre irresponsable.
Y es tal la radicalidad de esta demanda que se le exige a la madre una simbólica mutilación de su sombra, de sus emociones, de sus frustraciones, de su libertad… que luego explota en una transgresión (abandono, agresividad, posesividad extremos) o en conductas de un inconfesable amor-odio hacia sus hijos.
¿Somos capaces de ver, aceptar y trabajar la sombra de mamá y soltar la altísima proyección de Virgen María que “debió haber sido”?
Sistémicamente, la aceptación de ese estereotipo puede influir en cómo una mujer entiende amar en pareja por “perdonar todo, aunque te haga daño, solo por tu familia”.
O en cómo un hombre, en esta cultura patriarcal, exige una incondicionalidad -violenta cuando la mujer rompe ‘el tabú’-, buscando a esa madre “inmolada y abnegada” que tuvo o no tuvo.
En agosto -el mes de la Pachamama- te invitamos a revisar la herida del sacrificio maternal desde las visiones transgeneracionales y arquetípicas del método de Constelaciones Familiares Mágicas.
Te esperamos!
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Los felicito por tan excelente abordaje
Gracias por tu comentario!