La Fiera que me Habita

Indignarse, es decir, molestarse ante injusticias, es necesario. Lo problemático es cuando la furia te posee, desestructura, enloquece y te daña fuera de su cauce energético natural.

Las terapias positivas y la espiritualidad new age condenan a la ira como solo dañina o como oscuridad en el sentido de maldad. No fue así en las culturas ancestrales en que la naturaleza expresaba un furor que descarga, llena y enseña. ¿Se puede negar una tormenta con truenos?, ¿se quiere abolir el rugido de un león?

No, nunca se eliminó a la fiera que nos habita. Era todo un camino de autocuidado, protección colectiva e iniciación. Sin indignación (enojo ante injusticias), la humanidad no lograría sus grandes transformaciones (razas seguirían consideradas inferiores, las mujeres explotadas, etc.). Hay que estar tremendamente enojados para cambiar.

Los problemas no resueltos al interior del sistema familiar pueden provocar que la ira se acumule y explote en una situación inesperada, sacándote de control.

La rabia es una enfermedad que han padecido hasta los dioses. En la mitología egipcia e hindú, las diosas Sekhmet y Kali –poseídas por la cólera- no podían ser aplacadas por Osiris ni por Shiva. Y estos utilizaron estrategias de astucia sagrada.

Atrévete a explorar tu respuesta sistémica y arquetípica a tu ira desde la mirada de Constelaciones Familiares Mágicas.

Te esperamos!