¿Qué personas o temas están excluidos de mi sistema? ¿Cuáles son las dinámicas que para excluir o incluir en mi sistema? ¿Me siento incluido? ¿Me siento integrado? ¿Cómo busco o busqué ser reconocido como “parte de”? ¿Cuáles son los signos de estar integrado?
En este Taller queremos traer una reflexión nueva que nos parece importante: incluir e integrar son dinámicas diversas. El poder da capacidad de incluir, pero es el amor lo que integra.
Lo integrado siempre está incluido, pero no todo lo incluido está integrado. Esto significa que es más adecuado y amoroso integrar que incluir.
Una persona queda incluida en una familia con el hecho de un matrimonio o un nacimiento. Pero, para ser integrada (que forme parte del todo que es la comunidad familiar) se debe dar un acto amoroso de reconocimiento y aceptación.
Del mismo modo excluir no es lo mismo que “desintegrar”. En la realidad familiar la inclusión y la exclusión son eventos que tienen un lugar, pero desde la intimidad del sistema nada que pertenezca puede perder esta condición y nada que no pertenezca puede alcanzar tal condición.
Entonces, en la familia los miembros que la integran se pueden comprimir, ampliar, romper, separar, unir, morir, etc., pero nada quiebra ni segmenta aquello que está unido en la familia ni es capaz de pegar lo que en realidad está separado. Incluir no es integrar, ni excluir implica quitar integración.
¡Te esperamos!
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