Cuando estamos absorbidos por el trabajo, con tensiones en las relaciones y problemas constantes por resolver, nuestros cuerpos suelen ser los últimos en ser tomados en cuenta. Y, hasta el límite del agotamiento, son los que gritan nuestra desesperación en enfermedades, dolores y síntomas.
Etimológicamente síntoma significa co-incidencia. Es decir que en un ‘mal del cuerpo’ convergen muchas causas.
Desde la mirada sistémica, llevar al cuerpo hasta extremos de angustia o terminales tiene una causa transgeneracional: Estamos expresando físicamente los conflictos vividos por el sistema y que no se han resuelto a lo largo de generaciones. Le podemos estar dando lugar a la relación víctima-perpetrador en nuestros abuelos.
Desde el punto de vista mítico, vamos a trabajar con el arquetipo de Balthazar, el rey mago que ofrendó al naciente niño divino: la mirra, la resina aromática sagrada que, desde Egipto, tenía el conocimiento somático vida-muerte (se usaba para perfumar y embalsamar cadáveres) y encaminar instintivamente el renacimiento.
¡No te pierdas vivir este taller desde el método de Constelaciones Familiares Andinas!
Te esperamos!
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