Según el Diccionario de la Lengua española, la avaricia es el “afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas”. El avaro no reparte, guarda con celo y tacañería. Por su parte, la codicia es el “afán excesivo de riquezas”, sin el afán de atesorar; por lo está más determinada por la avidez. El codicioso puede repartir, pero vive preso del ansia; por eso la etimología de la codicia es la misma que la de Cupido: es deseo sin freno.
El dinero tiene una historia, mandatos, heridas, condicionamientos y maldiciones en los sistemas familiares. Es necesario ver cómo ha sido vista la riqueza en nuestras familias para entender lo que, inconscientemente, condiciona nuestra prosperidad pese a nuestros esfuerzos por hacerlo distinto.
Desde el punto de vista arquetípico vamos a trabajar con Tántalo, símbolo de la codicia en la mitología griega, y con Harpagón, representante de la avaricia en la dramaturgia francesa.
No te pierdas este taller para entender la fluidez transgeneracional del dinero desde el método de Constelaciones Familiares Mágicas.
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